miércoles, 5 de noviembre de 2008

La "Vecchia Signora" vuelve a tumbar al Madrid


La Juventus de Turín vuelve a derrotar al Real Madrid por 0-2 en el Santiago Bernabeu

Antes de comenzar el encuentro llegaba el primer revés para el conjunto que dirige Bernd Schuster cuando Arjen Robben se lesionaba en el calentamiento y poco después los malos augurios se hicieron poco a poco realidad. Desde el comienzo del partido el Madrid careció de ideas y se mostraba espeso con el balón. Algo que supo aprovechar el equipo liderado por Claudio Ranieri. Corría el minuto 11 de la primera parte cuando un balón perdido por Sergio Ramos a los pies de Marchioni acabó en las inmediaciones de Del Piero que, con sangre fría y aproximándose a las inmediaciones de Casillas mientras los defensas reculaban, alojaba el balón en la puerta de Iker de un tremendo “zapatazo”.

El Real Madrid seguía adoleciendo de lo que antes era algo intrínseco a él, la pegada, el gol sin jugar bien. El Real Madrid hace unos años era un equipo que jugara mal o bien siempre marcaba gol y aniquilaba a sus rivales sin excesivo juego.

Su juego parece cada vez más enreado, más alborotado, más carente de pegada. Con sólo 15 minutos de juego el equipo de Ranieri se veía en la situación soñada, con un gol a favor y la posibilidad de salir a la contra para “matar” el partido. Los problemas para el Madrid habían empezado ya en el calentamiento. Robben se cayó de la alineación por un problema muscular y ocupó su sitio Drenthe. Se cambió el egoísmo del primero por las alocadas y descontroladas galopadas del segundo. Lo de Robben y sus problemas físicos es para hacérselo mirar. Se podría haber contemplado la opción de situar a Van der Vaart en ataque, como escudero de Raúl y Van Nistelrooy, en la posición en la que más rinde Rafael. Se hubiera renunciado a abrir el campo, pero con lo que aportó Drenthe, bien se pudo prescindir de él.

La Juventus seguía a lo suyo, trabajando con correción y ahogando al Madrid en el centro de campo con mucho orden físico para desactivar el centro del campo madridista, cuando le tocó sufrir lanzaba balones cruzados y se mostraba con suficiencia con la dupla formada por Nedved y Del Piero. Éste último le ha marcado siempre al Madrid, y en los últimos dos partidos tres goles, lo que le confirma como una de sus “bestias negras”.

Sergio Ramos desperdició una gran ocasión de empatar el partido cuando tras un centro de Sneijder no supo batir a Manninger. Lo intentó también Van Nistelrooy y poco antes del descanso disfrutó de alguna que otra ocasión aislada. Guti, con uno de esos pases que lo caracterizan rompió la defensa juventina y dejó a Drenthe solo dentro del área, pero el holandés se durmió en los laureles y no supo dar el pase “de la muerte” que finalmente acabó echando a corner Mellberg. Ya en el tiempo añadido de los primeros 45 minutos, Diarrá cabeceó fuera un buen centro de Drenthe, aunque por la dirección del remate, más que otra cosa, parecía que estaba despejando.

En la segunda mitad más de lo mismo


Foto: Del Piero festejando un gol de su equipo

El Madrid salió en los segunda parte con la misma actitud inoperante que le había caracterizado en la primera parte, sin embargo la esperanza de un gol tempranero calmaba los ánimos del público que se congregó en “Chamartín”. Sin embargo toda esperanza de remontada cayó en saco roto cuando, otra vez, el sempiterno Alessandro Del Piero clavaba pegado al palo un saque de falta sin que Casillas y su mal colocada barrera pudieran hacer nada por evitarlo. No hizo falta que el italiano superara la barrera, la mala colocación de la misma facilitó la tarea.

Este partido, que se decidió por la pegada de los contendientes, era sin discusión de la Juventus. De la Juventus, pero sobre todo de Alessandro Del Piero, un futbolista al que le sobra talento y que se marchó al banquillo aplaudido por el Bernabéu.

Antes de que sucediera todo esto el equipo blanco reclamó un más que posible penalti de Legrottaglie que se apoyó en Raúl y le derribó cuando el capitán esperaba para rematar un centro desde la banda. Quizá si el arbitro hubiera pitado penalti, el rumbo del partido hubiera tomado un cariz totalmente distinto. Schuster empezó a quemar todas sus naves dando entrada a Higuaín por Sneijder pero nada cambió. Al final del partido pitos para los jugadores blancos y una Juve que se retiraba del terreno de juego con los deberes hechos y prácticamente clasificada como primera de grupo. Al Madrid lo deja muy tocado y le complica su clasificación para los octavos de final.


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